viernes, diciembre 02, 2005

Desde ayer no deja de moverse

Hace sólo un mes me llamó emocionada desde Veracruz... «¡Va a ser economista! Estaba entrevistando al Premio Nobel cuando lo empecé a sentir». Ella lo siente ahora todo el tiempo. Para mí esa es una emoción que un monitor de ultrasonido me permite imaginar, y de forma virtual, seguro es como el panal de abejas que siento desde que vi por primera vez a Sinsosiego, hoy convertida en Mamá de Lucio.
Ayer en una cena con amigos sacaban cuentas de los años que tienen de frecuentarse, los jefes y momentos que compartiron, las manías y burlas hacia los más extraños, para los románticos y más cursis : «Aaaay, cómo hemos cambiado». Llegado mi turno dije «Nosotros tenemos 8 meses de amarnos y cuatro de embarazo» (sí 8, sí meses). Silencio en la mesa, la despistada que llegó tarde al restaurante se sorprendió un minuto después al descubrir que la barriga de Mamá de Lucio se asomaba «¿Estás...? ¿Él es el papá?» Se levantó de la mesa para abrazarnos (no hemos avanzado nada, volvamos a empezar). En septiembre de 2004 la vi en un pasillo de la editorial, llamó mi atención su mirada curiosa y su caminar despreocupado, como quien carga una conciencia tranquila, que ha encontrado lo que busca en la vida. Ese mismo día los azares del destino nos llevaron a comer juntos y congeniar de inmediato. A pesar de que mis detractores la previnieron del ataque, ella (por alguna razón) me dejó acercar, además, me dio las pistas para «obligarla a amarme». La historia es muy bella y me encantaría que Lucio la disfrutara, casi como nosotros la vivimos. «Ramona y José» ya se encargarán de contarla.

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