Dormimos profundamente en una deliciosa cama y con la sorpresa de despertar en una encantadora cabañita a la que ya no se le nota el mal gusto. La mañana ha sido amorosa, emotiva y casi como de película. La navidad se nos adelantó un día. Lucio despertó junto con nosotros. Ojalá cuando nazca sea tan atinado su horario.
2 comentarios:
El congelamiento matutino de mis manos aunado a esos sentimientos que me acalambran la pancita para que finalmente se materialicen en agüita, me obligan a abandonar mi computadora para dar salida a esta ansia ansiosa de ya tener al Popochas entre mis manos. Los quiero harto
Haaaaaay... ¡Qué barbaridad! Aquel que dude que todos coincidimos, aunque sea en pensamiento y sentimiento, está errado.
Se que es ridículo llorar en la oficina, pero que caray. (Aprovecho que no hay nadie cerca)
Yeyopodus
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